Una de las primeras actuaciones del nuevo síndic de greuges de Barcelona desde octubre de 2021, David Bondia, fue el anuncio del estudio de oficio del fenómeno del botellón en la ciudad. El informe resultante de esta investigación analiza la práctica desde una visión transversal e integradora de las diferentes sensibilidades, y finaliza con una serie de propuestas para mejorar las dinámicas que se derivan del uso del espacio público como espacio de ocio nocturno.
La Sindicatura de Greuges de Barcelona es consciente que las actuaciones no punitivas con los problemas derivados de los botellones están sometidas a una situación contradictoria: cuando hacen prevención, puede parecer que estén potenciando el consumo; cuando regulan o ponen servicios a disposición de los espacios del botellón, puede parecer que lo estén legitimando. La aproximación socioeducativa y de atención a los consumos de riesgo quizás es la vía menos inmediata para resolver el problema, pero es necesario poner el foco de atención urgentemente en las relaciones sociales de riesgo y en el uso abusivo del alcohol y otras drogas, y no en que los adolescentes jóvenes hagan uso de los espacios públicos para divertirse y socializar.
Teniendo en cuenta estas características, la Sindicatura cree que este fenómeno tiene que ser estudiado, analizado y gestionado huyendo de soluciones fáciles y poco efectivas. Por este motivo, se han explorado nuevas miradas para abordar esta práctica social. Todas las propuestas se enmarcan dentro de la perspectiva de reducción de daños, y tienen como propósito garantizar que el derecho al ocio de adolescentes y jóvenes pueda desplegarse en espacios y circunstancias seguras para todo el mundo. Así mismo, están pensadas para ser útiles y factibles de ser incorporadas dentro de los servicios, las políticas y los equipos municipales.
Por otro lado, la Sindicatura también participa activamente en la Mesa Ciudadana por una Noche Cívica y Segura, iniciativa municipal puesta en marcha el mes de noviembre del año 2021. En la primera sesión, el síndic de greuges de Barcelona, David Bondia, ya manifestó “la necesidad de tratar el botellón sin criminalizar a las personas jóvenes” y reclamó “todavía más presencia de los colectivos jóvenes en la Mesa”. La segunda sesión tendrá lugar mañana jueves 10 de marzo.
El fenómeno social del botellón
Uno de los primeros puntos en el análisis es asumir que el botellón ha acontecido un fenómeno social significativo y estable, que en ningún caso pasa por ser una moda nueva o pasajera. Es necesario entender que esta práctica no desaparecerá, y si lo hiciera, volvería enmascarada con otro nombre, como lo lleva haciendo durante el último cuarto de siglo.
Es necesario, por lo tanto, establecer un marco general y transversal de abordaje del botellón centrado en la reducción de riesgos, y diferenciar claramente entre tipologías de botellón y las diversas actuaciones necesarias. Se debe evitar situar esta práctica como un conflicto entre la gente joven y la gente adulta, y aceptar las similitudes que existen entre las prácticas de ocio nocturno de unas y otras.
Abordar integralmente la problemática
El botellón es una práctica problemática, entre otras, porque no afecta las personas que forman parte, sino a quienes lo sufren. Por esta razón, es importante trabajar de forma continuada con toda la comunidad involucrada, especialmente el colectivo joven, y no actuar bajo la emergencia de un conflicto.
Las campañas de sensibilización cobran una importancia destacada; tanto las dirigidas a la población en general para evitar estigmatizar al colectivo joven, como aquellas destinadas a las personas adolescentes para fomentar un ocio nocturno respetuoso entre sus miembros y con el entorno. Por último, se tendría que ofrecer a los cuerpos policiales formaciones específicas sobre el fenómeno del botellón y las prácticas no formales de ocio juvenil.
Adecuar espacios con seguridad, información y confianza
La Sindicatura de Greuges de Barcelona recomienda estudiar la posibilidad de señalar espacios accesibles en la ciudad donde pueda llevarse a cabo esta práctica nocturna, pero siempre evitando que estos adquieran la forma y el estatus del popularmente conocido como botellódromo.
Los espacios tendrían que contar con todos los servicios necesarios para llevar a cabo prácticas de ocio nocturno bajo los estándares de seguridad, información y confianza: acceso rápido y seguro a servicios sanitarios; puntos de información y asesoramiento como Puntos Lila, Espacios Antirracistas y servicios de información en drogas; habilitar WC públicos; contar con sistemas de recogida de basura; impulsar sistemas de abono o descuentos por el uso del taxi compartido entre las personas jóvenes, y asegurar un acceso fácil al transporte público.
Actuaciones socioeducativas para prevenir conductas de riesgo
El botellón también se caracteriza por constituir a la vez un espacio de oportunidades y un espacio de riesgo. Es el punto de partida fundamental a partir del cual tejer un compromiso colectivo para promover y dar lugar a las relaciones respetuosas, los hábitos saludables y el consumo crítico en la población adolescente y joven. La Sindicatura insiste en la importancia de ofrecer acciones socioeducativas previas (difusión de los efectos del consumo a medio-largo plazo, por ejemplo) e in situ en las mismas ubicaciones donde se llevan a cabo los botellones.
También se deben fomentar programas de ocio alternativo bien diseñados que ayuden a consolidar patrones de diversión menos vinculados con el ocio nocturno tradicional, evitando, siempre que se pueda, las iniciativas excesivamente dirigentes y adultocéntricas.
Hasta ahora, las intervenciones para frenar esta práctica nocturna casi siempre se han llevado a cabo desde un punto de vista de seguridad y policial. Se tienen que poner en marcha actuaciones que puedan trabajar desde el hecho cultural para llevar a cabo una labor mediadora eficaz.